Corría el año 1986, el Atlético de Madrid había logrado llegar a la final de la ya extinta Recopa de Europa de ese año, por puro mérito ronda a ronda. El enemigo a batir era el Dinamo de Kiev de Lobanovski, dotado de media selección de la URSS y de un entrenador adelantadísimo a su tiempo por decirlo de forma suave.
Cuenta la leyenda que Luis Aragonés, flanqueado por varios pesos pesados de ese vestuario espió un entrenamiento del rival previamente a la final y no solamente comprendió que había una táctica y una disciplina varios escalones por encima, es que además la técnica individual era infinitamente superior y perfectamente hilvanada en el colectivo.
Es decir, que no solo tenían mejores jugadores (Arteche se operaba la rodilla en secreto en vacaciones por ejemplo pero otros iban a la disco con frecuencia), es que el entrenador en ese momento le daba mil vueltas, Zapatones tomó nota y aprendió de viejo que pese a estar curtido en mil batallas todavía tenía cosas que aprender, y no se le cayeron los anillos.
Obviamente él no podía decir a sus jugadores que iban a palmar, si había un 10%, un 5% o un 1% de posibilidades de victoria había que pelearla. Dio una arenga tremenda, les enseñó como jugaba el contrario en todas sus facetas y... Se perdió.
En la historia de ese club se cuentan ligas robadas como aquella con arbitrajes insidiosos en venganza por declaraciones contra los árbitros del por entonces presidente Alfonso Cabeza que privó al club de ganarla con todo merecimiento, finales de Champions perdidas con goles en fuera de juego y un largo etc, pero la final perdida contra el Dinamo de Kiev pese a ser dolorosa no es una que cuente como otras de indigna naturaleza, fue un honor perder.
Y sobre todo, era inevitable. Aunque los milagros existen, la Eurocopa ganada por Dinamarca en 1992 o la Eurocopa del 2004 para Grecia lo fueron.
Respecto a los fansub y saliendo del fútbol, ya no es que sea sumamente extraño contemplar el nacimiento de un fansub, es que es aún más raro que se traduzca cualquier serie nueva. Para muestra un botón. Ya solo se hace con reliquias vivas y son pocas.
Quienes quedan vienen rebotados de algún momento de fanatismo de finales de los 90 a poco antes del boom de Netflix, a la mayoría ya no lo ve como imprescindible y es como mucho un lugar de encuentro Otaku para amistad. Y los que quedan por inercia siguen, queridos pero que si mañana parasen habría un nutrido grupo de plañideras que llorarían la pérdida para acto seguido ir al streaming y verlo como esté, y punto. Si gente muy puesta en el tema está viéndolo tranquilamente de ahí y cambiaron rápido el chip cambiando sutilezas por rapidez y FHD. Solo por eso se merecen un reconocimiento sincero, sobre todo porque el enemigo que tienen es formidable. Tantos años con la cantinela de subtitular hasta que se licencie X y al final el progreso era esto.
La historia de los fansubs ya tuvo sus cambios, desde que en trastiendas de embajadas se hacían montajes de cosas exóticas, pasando por el VHS y su difusión (incluso con lucro) hasta la llegada de internet que lo ha aupado a lo mainstream pero ahí se cambió cantidad a calidad en lo que más importaba, en cuanto entró el capital, los derechos de licencia etc, lo que es una hazaña y una buena noticia pero siempre hay un pero, olvidémonos de explicar situaciones a traducir jodidas, lost in translation everywhere y adiós rarezas. No deja de ser una pérdida.
Todo te va a sonar a más de lo mismo y pretendiendo que que todo es de aquí pero globalizado, como ese doblaje de Dexter en la que Debra se dirige a un latino como "amigo" prestando la palabra y llega el doblaje y te pone "ey brother". A puñaos. Ni cayendo en el "according to keikaku" ni esto de Crunchyrolles, un término medio que apriete cuando sea necesario pero ea, es la época de ver series en el metro con auriculares. Hay una sutil diferencia muchas veces en un "ganbare" occidental y uno oriental, el occidental suele decir "mucha suerte" mientras que el japonés te está diciendo que des lo mejor de ti con disciplina, por poner fácil lo que puede ser un triste <<¡Ánimo!>> subtitulado, cuando das con conceptos aún más complejos se suele tirar de inventiva.
Solo importa seguir el hilo más o menos y no pedirte que te rompas los sesos, pues buena ortografía, buena gramática y sencillez con una pizca de carisma y lo petas, ya sea el doblaje de Dragon Ball de onda vital o la nueva serie recién estrenada. Pero antes de que las hordas vengan a saquear Roma y mientras se mira el cielo estrellado intuyendo el caos yo diría aquello de "Vámonos, no digáis al resto lo que habéis visto", lo que se pueda guardar y rescatar en monasterios guardado queda, como semillas en frascos.
Habrá quien adore el manga, habrá quien lo haga con el anime e incluso quien adore el live-action, pero que este último exista (y concediéndole el beneficio de la duda) no va a dejar de ser una adaptación más orientada a agradar al público internacional que otra cosa, y su existencia está vinculada al cambio de la última década que estoy mentando, dejaremos que el tiempo hable, yo al menos intentaré ver qué de positivo puedo extraer porque hay que admitir que hay que tener huevos muy gordos para producir eso, aunque mucho miedo me da.